India y Mexico

Similitudes entre India y México

Cabe aclarar que no soy ningún estudioso (de profesión) de ninguna de estas culturas. Sin embargo, me apasioné a muy temprana edad por los misterios que las culturas de Anáhuac guardaban, y más tarde comencé a interesarme por el Yoga y sus beneficios. Como practicante de la espiritual Universal, me decidí por explorar cada una, a su debido tiempo, y me sumergí en la práctica directa de los ritos y costumbres en las tierras originarias de la Toltequidad y el Hinduísmo. Para ello me enfocó en la zona central y sur de México, así como en la zona norte y sur de India, pues fue los lugares donde pasé la mayor cantidad de tiempo. Pero antes, un poco de contexto…
Nací en la Ciudad de México, por lo que crecí en la capital que resguarda la tradición de la danza Conchera azteca, a la cual me adentré más tarde en el Sur de México. En el año 2018 decidí embarcarme en mi primer aventura dentro de mi propio país de origen, justo en el Caribe mexicano, para adentrarme en la cultura maya y empaparme de su esencia. Más tarde, en el año 2019 viajé a India (Rishikesh, conocido por ser la cuna del Yoga y Auroville, conocido por ser una de las ciudades conscientes de la nueva era con mayor éxito en el mundo), buscando desmentir la interpretación occidental sobre el Yoga, que más tarde comprendí era proveniente de la milenaria filosofía del Samkhya. Ambos viajes se dieron con un antecedente teórico obtenido en libros, textos en la web, y por supuesto, la práctica en casa de las disciplinas físicas y de salud mental correspondientes. Tras regresar de dicho viaje, deseo compartir contigo los aprendizajes más profundos que relacionan ambas culturas, así como sus principales distinciones que les hacen aportar al mundo una visión evolutiva para el pensamiento y el buen vivir.
India y Mexico

ORDEN SOCIAL

El centro de México es bien conocido por su enorme capacidad de alojar decenas de millones de personas. Ello hace pensar a los mexicanos que viven en una ciudad sumamente activa y de agitado movimiento. Eso era lo que pensaba hasta que llegué a India. El ritmo de vida en India es sumamente acelerado en cualquier ciudad grande. Rishikesh, a pesar de ser casa de los Rishis (hombres que guardan el conocimiento ancestral milenario de la India), la sacudida que la ciudad pega a los visitantes es tremenda, sobre todo por la cantidad de ruidos, aromas y excentricidades que uno puede ver en cada rincón. Como en cualquier ciudad, al acercarse a los límites que le rodean uno encuentra mayor calma y serenidad. En México las cosas son tan sólo poco menos relajadas, pero muy distintas. En la capital del país los estímulos son menos caóticos, y es más fácil encontrarse con momentos prolongados de armonía en las plazas, donde la música y los colores suenan al ritmo de los corazones de los habitantes.

En India las cosas van muy aceleradas, y existe un orden fluido que no tiene explicación ante los ojos de los occidentales. En cuanto a transporte público, India se asemeja mucho a México, siempre lleno de gente, a tal grado que ni un alfiler cabe en las cabinas de los autobuses y metros. Sólo que en India esto se lleva al extremo, pues la cantidad de gente es mayor y los espacios menores; y sin embargo, pude sentir el ritmo aún más rápido y fluido que en cualquier parte de México en la que he estado. En las calles de India también se alojan animales que parecerían exóticos para nosotros, como vacas y primates. El hecho de que estos animales divaguen por las calles y dejen sus desechos por cualquier lado puede crear un ambiente incómodo para cualquier visitante. Me costó mucho trabajo adaptarme, pues mientras por un lado admiraba el hecho de que en India se respetaran a estos animales y se les permitieran convivir con los humanos, por otro lado no comprendía de dónde surgía la tolerancia por dejar los desechos de los animales deshacerse solos en las calles pavimentadas.


COMIDA

Definitivamente ambos mundos poseen una riqueza gastronómica única y muy variada. Mientras estuve en India, extrañé pocas veces la comida mexicana. Al igual que en México, la comida es rica en especias (la mayoría fuertes) y las frutas tropicales son de un exquisito sabor. Pero a pesar de que ambos países evocan una experiencia culinaria exótica (para los ojos de cualquier otra cultura), puedo decir que ambas son muy diferentes en sus ingredientes principales. El maíz es definitivamente el fuerte de América, y destaca en los platillos hechos con él, como los tacos, los huaraches, el atole, las quesadillas, el pozol, el caldo y más. En cambio, India destaca por su arroz, las nueces y las especias utilizadas, como el curry y el gee (proveniente de la mantequilla de leche de vaca). Eso sí, comer comida de ambas culturas debe experimentarse en sus respectivas naciones. Tuve la oportunidad de probar comida mexicana en India, y quedé decepcionado de saborear platillos bajo receta, con ingredientes que sustituyen los originales y de sabor completamente distinto.


MÚSICA & ARTE

Definitivamente la música de India me dejó fascinado. Pude conectar profundamente con los sonidos y cantos que en multitudes se levantan hacia los cielos, las aguas y las montañas. La música en México tiene mucho mayor impacto tras la colonización europea, pues géneros como el mariachi, el norteño o el son jarocho tienen influencia directa en la música Española y hasta Alemana. Ello hace que la experiencia en México nos ponga en un contexto post-colonial igualmente bello, pues poco se sabe de la música que producían los nativos previo a la llegada de los europeos. En cambio, India sostiene melodías y armonías que claramente resuenan e inspiran a todas las culturas del mundo, especialmente cuando son cantos espirituales.


DISCIPLINAS FÍSICAS

Entrando en materia de los ejercicios físicos, India me mantenía con las expectativas muy altas con respecto al Yoga. Y definitivamente me sorprendió ver gente, incluso de avanzada edad, experimentados en las disciplinas, con tremenda elasticidad y maravillosa concentración. La experiencia del Yoga en India es muy auténtica, profunda y bien sustentada en un método estricto y estructurado. México ha adoptado también el Yoga de la India, especialmente en el caribe Mexicano, donde se pueden encontrar estudios de Yoga que comparten la filosofía hindú de manera acertada. Sin embargo, en México existe la danza prehispánica, que ofrece potencia y energía en forma de marchas envueltas en ritos que buscan rescatar y preservar la esencia prehispánica y su autenticidad. Por supuesto que ambas prácticas son completamente diferentes, y sin duda dan enorme riqueza cultural a ambos mundos. Desde mi perspectiva, estudiar Yoga en India trata más sobre envolverse en la cultura que la disciplina en sí, ya que la calidad de Yoga que se imparte en México es muy alta. La diferencia es que practicar Yoga en los Himalayas ofrece mucho contexto, por lo que se puede respirar la esencia Rishi en su máximo esplendor.


TRADICIONES

Ambos países fueron colonizados por naciones Europeas, lo que dejó heridas culturales muy fuertes que hasta estos días prevalecen. Las cosas son tan diferentes que se puede notar desde el momento que se entra a un baño en India. Adaptarse no es fácil, pero sin duda para la gente de México puede ser una experiencia hasta divertida, sobre todo porque nos recuerda mucho a nuestra propia cultura y sus “locuras” (dicho con un sentido humorístico). Ambas culturas son coloridas, con expresión de su pasado excéntrico y preciso. Lo mejor de experimentar la cultura hindú es que pude ver lo orgullosos que están de sus raíces, muy similar a como ocurre en México. Creo en lo personal que es sano participar en las tradiciones de ambas culturas, sin juicios ni apegos, para obtener un panorama y espectro amplio de lo asombroso que ha sido el ser humano en su crecimiento evolutivo y en su expresión sobre el mismo.


ESPIRITUALIDAD

La fortuna de haber experimentado la ciudad de Rishikesh fue que pude envolverme en sus tradiciones por más de 5 meses en un Ashram, institutos espirituales en los que se comparte el conocimiento y se vive directamente con gente que sostiene la tradición de manera devota y con clara intención de preservarla. Ahí, me di cuenta que ambos países practican la devoción a sus dioses de forma incuestionable. En ambos países, sin importar si se cree en Jesús, Jehová, Brahma o Quetzalcóatl, la práctica devocional surge desde lo profundo de los corazones de los practicantes. Es evidente que en India la práctica del Yoga está ligada al espíritu, más que al bienestar tipo fitness que se busca en el mundo occidental. Los cantos son a los dioses y todo en la existencia debe tener un sentido o propósito para cumplir leyes armónicas que dicta el Universo mismo. México no se queda atrás, sólo que hay que salir más de la ciudad y adentrarse a la aventura en los estados que ofrecen más experiencias espirituales de origen nativo-americano, como los temazcales y las ceremonias de cacao. México tiene más la afinidad hacia la Madre Naturaleza, y enraiza más en la tierra que en las fuerzas cósmicas, o al menos es lo que se puede experimentar en las ceremonias de mayor actividad. Por supuesto no hablo de dos caras de una moneda o de dos opuestos; ambas culturas atienden las fuerzas del Universo y el espíritu del planeta en el que vivimos, sólo que, a mi experiencia, una más que otra.

JupieYoga Nepal

LO QUE AMBAS CULTURAS NECESITAN DEL MUNDO

Después de este viaje pude reconocer dos principales retos que ambas culturas tienen durante el siglo XXI. El primero es que, tras la globalización suscitada durante los últimos dos siglos, la autenticidad de ambas culturas queda sostenida por una tradición que se doblega fácilmente ante el turismo. Con esto me refiero a que, con tal de satisfacer al turismo global, se arriesgan aspectos culturales de inmensa importancia que dan autenticidad a dichos mundos. Creo yo que India y México deben apostar más a la autenticidad cultural de sus tierras e invertir menos en adaptar modelos capitalistas/consumistas que devoran la integridad de las tradiciones. Cuando un pueblo de cualquier parte del mundo comienza a vender marcas globales para satisfacer necesidades de un turista, debilita el poder de la producción local y de la atmósfera que le hace único. Estas marcas se encuentran principalmente en la industria alimenticia (que suelen ser incluso comidas de pésima calidad nutrimental), de moda, de alojamiento y hospedaje. Invito al turista consciente a invertir en la autenticidad del sitio a visitar y buscar vivir la experiencia que el lugar puede ofrecer sin arriesgar su identidad cultural.

El segundo reto está relacionado con su compromiso al medio ambiente. Creo que estas culturas pueden poner el ejemplo al mundo, a través de sus filosofías ancestrales, la manera correcta de tratar al planeta según su más grande necesidad de estas últimas décadas: reducir la huella de CO2 que cada persona emite. México e India son países que están queriendo adoptar sistemas económicos y sociales similares a los de otros países, pero no realizan prácticas conscientes que favorezcan al medio ambiente, como ya lo hacen países de la Unión Europea. Esto podría representar que ambas naciones se conviertan en potencias mundiales que no son evaluadas por sus sistemas económicos, sino por sus contribuciones al medio ambiente.


LO QUE AMBAS CULTURAS APORTAN AL MUNDO

Pasión, alegría, color, música y mucho amor. Ambos países son cálidos, pues tratan a sus visitantes como verdaderos compañeros planetarios. Tanto en India como en México, los visitantes se sienten como en casa y encuentran espacios para ser ell@s mism@s. Es maravilloso que ambas culturas ofrezcan un trato tan amable y cariñoso, pues es una forma de esparcir un pensamiento cooperativo para alcanzar propósitos de paz y comunión. Ambos países pueden decir mucho acerca del poder que la espiritualidad tiene para influir desiciones de suma importancia que tienen que ver con conflictos que afectan a todo el mundo. Creo que, desde lo intangible, pueden inspirar al mundo racional a alcanzar nuevos niveles de progreso colectivo.

Tras esta experiencia, cree junto a 4 colegas más, este proyecto llamado Nahua Yoga, en el que buscamos preservar e innovar la filosofía Tolteca (con origen en América Prehispánica) hermanándose con las enseñanzas y sabiduría ancestral de la India. Este proyecto tiene el fin de compartir lo que ambas culturas tienen para ofrecer a través del conocimiento filosófico y el movimiento físico consciente, ofreciendo un estilo disciplinario con una identidad muy peculiar. Si te interesa conocer más de este proyecto síguenos en nuestras redes sociales y suscríbete para saber más sobre nuestros talleres, cursos y retiros. Desde el corazón te deseo un feliz caminar por la vasta e inagotable existencia.

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